Escribir diario es el primer hábito que estoy instalando definitivamente en mi vida, para ello sigo una simple regla, escribo al menos 300 palabras como primera actividad al iniciar el día.
Al principio de instalar un hábito tengo que ser muy repetitivo y esto se refleja en lo que escribo. Es que estoy programando mi cerebro, estoy creando patrones de conexiones entre mis neuronas que en el futuro estarán tan bien conectadas que me será casi imposible fallar en escribir diario.
Instalar un hábito en la vida requiere paciencia, repetición, disciplina, constancia y que sea algo que empiece pequeño, que no parezca algo dramático de entrada como querer ir al gimnasio diario a las seis de la mañana sin tener el compromiso profundo con la salud o con la imagen personal. Después de unas cuantas semanas, uno empieza a dejar de ir hasta que ya no va.
Debe existir una motivación grande pero al mismo tiempo hay que empezar con pequeños pasos. Quiero escribir muchos libros pero no lo voy a hacer pensando que puedo escribir sin fallar dos mil palabras al día. Primero me comprometo a escribir al menos 300 y poco a poco iré escribiendo más, cada día más hasta que escriba 2000 o quizá hasta 5000 al día. Este hábito entonces se vuelve una obsesión. Algo que no puedo dejar de hacer y al mismo tiempo dentro del volumen de lo que escriba se encontrarán algunas ideas que valgan la pena pues es lo que buscó al escribir, crear ideas interesantes.
Escribir 300 palabras al día es la puerta de entrada al conocimiento personal de todo lo involucra instalar hábitos positivos en mi vida. Al ir escribiendo iré descubriendo lo necesario para mejorar cómo persona, que es otro de mis objetivos de este año, de cada año. Una meta que poco a poco iré desglosando más a detalle, pues la meta de mejorar cómo persona contiene muchos parámetros por definir.
Códice Moncam