Un día en el futuro cercano las superficies de los interiores de las casas, entre ellas, piso, paredes y techo serán “inteligentes”. No es que vayan a pensar por si mismas, logren tomar decisiones y en función a ellas planear su futuro si no que, por ejemplo, serán interactivas y desplegaran imágenes fijas y en movimiento. Eso de llamar inteligentes a las cosas electrónicas es subestimar la inteligencia del ser humano pero dejemos en esta ocasión a la mercadotecnia hacer su trabajo.
Hoy me quiero concentrar en el techo de la casa del futuro, que por estar a una altura que normalmente no se alcanza con las manos su interacción deberá ser comandada por una interfaz menos directa que lo que podría hacerse con las paredes o con el suelo. Las paredes en general no tienen contacto directo con ninguna parte física de una persona. Por ello su programación les debe indicar como actuar en función a gestos manuales del ser humano, horas del día o quizá hasta la temperatura exterior.
Un techo “inteligente” tendrá la responsabilidad de manejar la iluminación del cuarto o espacio, además de poder usarse como pantalla de imágenes y vídeos que complementen lo que se este proyectando en paredes, muebles y piso. También el techo deberá responder a cambios de temperatura para mantener de manera constante aquella que es juzgada como óptima por los habitantes de la casa.
Algunas veces un color blanco firme sea lo que se necesite, otras veces la proyección de un cielo azul sin nubes sea lo indicado, otras un cielo estrellado sea lo que mejor convenga para el contexto de lo que las personas quieren experimentar. En fin, imagino que los techos de las casas, serán en el futuro como el cielo exterior, es decir una idea donde proyectar nuestros sueños cada vez que levantamos la vista.
Códice Moncam