El bote de basura es un elemento esencial en cualquier proceso creativo, tanto para recibir los borradores de nuestras ideas como para ser el destinatario de proyectos que no nos están llevando a ningún lado. También es el receptor de nuestra frustración, de nuestro enojo, de nuestros bloqueos y todo aquello que nos estorba.
Es muy bueno poner al bote de basura como parte del proceso creativo porque eso nos libera a producir el mayor número de ideas posibles. Muchas de ellas acabarán en la basura pero si consideramos el bote como un resorte, entonces esas malas ideas que tiramos nos ayudarán a rebotar algunas buenas, aquellas que si vale la pena perseguir hasta el final.
El bote de basura puede tomar varias formas, una de ellas es la que todos conocemos y las otras pueden ser pizarrones, libretas, hojas en blanco. Estos elementos los usamos sin la pretensión de conservar lo que escribamos o dibujemos en ellos. Son los receptores de nuestros garabatos que son valiosos en el momento que los creamos pero más allá de eso pueden ser borrados o tirados a la basura. Lo que queda del ejercicio son las conexiones mentales que hayamos podido realizar, una nueva introspección, un nuevo punto de vista, una cosa que no habíamos considerado.
El bote de basura es como un trampolín que usamos para impulsarnos. Lo que queremos es volar por un momento para luego entrar al agua de la forma menos dolorosa y más graciosa posible. Eso queremos con nuestras ideas, queremos que vuelen.
Las buenas ideas son las que queremos mostrar al mundo. En cambio las que consideramos malas o tontas, mejor las echamos al bote de basura pero no por ello dejaron de ser importantes en su momento.
Es bueno que las ideas malas, las tontas, las contraproducentes; sean efímeras, pues intentar llevarlas más allá del bote de basura nos estorbaría, nos haría perder tiempo y dinero. Sólo hay que recordar de ellas que nos sirvieron para encontrar las ideas buenas, las simples y poderosas, las que vale la pena perseguir hasta que vean la luz del día y nos ayuden a mejorar algo en el mundo.
Códice Moncam